lunes, 1 de febrero de 2010

Te regalo un sueño

-De nuevo esta nublado, bueno solo esperemos que no llueva- lo dice el joven con una sonrisa esperanzadora, ella se encuentra de pie a su lado, mirando hacia el frente y asiente con la cabeza, y pregunta, -¿y qué es lo que tienes pensado?-, él se queda mirando hacia el horizonte antes de responder, -la verdad es que no se me ha ocurrido nada, ¿qué te parece si caminamos sin rumbo fijo?-, -¿estás hablando en serio?, no puedo creer que hace días que me invitaste a salir y no se te haya ocurrido nada- responde ella, su cara se muestra sorprendida y un tanto molesta, el joven voltea a mirarla y sonríe –pues es cierto, no se me ha ocurrido nada, pero creo que hay un parque por aquí ¿no?, te parece si…- lo interrumpe ella –ok, aunque no creo que haya algo interesante ahí- se acomoda su cabello detrás de la oreja como esperando escuchar alguna replica de él, sin embargo él solo la observa y se echa a caminar.

Los dos se dirigen hacia el parque, él observando siempre hacia el frente, su cara muestra inquietud, ella solo mira hacia el suelo, como si contara cada paso que da, -sabes…- él rompe el silencio, ella voltea a verlo para prestarle atención, -…la verdad es que he estado pensando en ti-, -¿ah sí, y que has pensado?- pregunta ella, él no voltea a mirarla –han sido varias cosas, creo que te has vuelto alguien especial, alguien que…-, ella lo interrumpe de nuevo -creo que sé a dónde te diriges, créeme que eres alguien lindo, alguien que es detallista, pero…-, él suspira y no deja de mirar al frente cuando la interrumpe –hemos llegado, que te parece si nos sentamos-, -¿estás seguro?, tal vez no haya mucho que decir-, él responde –tal vez-, los dos toman asiento en una banca que se encontraba situada entre arboles, pero que el espacio entre sus ramas permitían ver el cielo.

-Eres una chica bastante distinta a las demás bueno además de lo inteligente que eres-, -gracias, la verdad aprecio tus palabras, pero…- ella lo mira, él sonríe sarcásticamente aún sin voltearla a ver –jajaja ese “pero” al parecer también es muy común en ti, mira entiendo lo que piensas, que te parece si esta tarde me la regalas sin más “peros” jajaja-, ella se sonríe un poco sonrojada por el comentario, -ok, por esta tarde no habrá más-.

-Como te decía eres una chica extraordinaria, y que justamente porque creo que tú misma lo sabes, es muy difícil que en algún momento te llegues a fijar en alguien como yo, y la verdad eso es totalmente valido yo también esperaría por alguien mejor que yo jajaja- en su rostro se muestra una sonrisa característica de él.

-No, no es eso, simplemente es que no quiero lastimarte- responde ella un poco apenada, ya que no sabía que responder realmente.

La tarde se empieza a desvanecer y con ella también las nubes, poco a poco la luna se empieza a posar por sobre de ellos, aunque no se ha despejado completamente, el espacio entre las ramas permite que algunos rayos de luna se reflejen sobre el rostro de ella.

Finalmente él voltea a mirarla, y posa su mirada en los ojos de ella, -Wow, nunca creí que la luna te favoreciera tanto jejeje, de verdad que eres bastante hermosa, aún me pregunto por qué no puedo dejar de ser frio cuando estoy contigo-, todo se lo dice de una forma muy tranquila como si no quisiera desviar la mirada de ella por sus palabras.

Ella se queda mirándolo también directamente a los ojos, ella nunca había visto una mirada tierna en él, -¿y a que conclusión has llegado?-.

El se acerca ligeramente hacia ella, -a la conclusión de que me da miedo-.

Ella sonríe de una forma un poco malévola -¿me tienes miedo?-

El se acerca un poco más –No exactamente, tengo miedo a que pueda suceder después de que lo sea-.

Se escucha un trueno lo bastante fuerte como para distraerlos, instintivamente los dos se alejan, y él se sonroja y se ríe como cuando un niño hace una travesura, ella solo se acomoda el cabello y mira hacia otro lado, pero solo para ocultar una pequeña sonrisa picara.

-Creo que es hora de irnos, no quiero que nos agarre la lluvia en pleno camino- dice ella después de unos cuantos minutos de un silencio incomodo.

-Ok, me parece bien- suspira nuevamente y se levanta de la banca, ofreciéndole su mano a ella para que se levante también.

El camino transcurre en silencio, cada uno de ellos voltea hacia distintos sitios pero nunca a manera de que se crucen sus miradas, llegan a la puerta de la casa de ella.

-Bueno me despido, nos vemos en la escuela, vete con mucho cuidado, ok- le dice ella sin voltearlo a ver a la cara, él solo mira hacia el cielo y susurra con tono de inconformidad –ok, nos vemos-.

Ella se voltea para abrir su puerta y deja escapar un suspiro.

El toma su hombro de ella, la voltea ligeramente, la observa profundamente a los ojos, ella se pierde en su mirada, el se empieza a acercar, ella lentamente va cerrando sus ojos, sus corazones comienzan a latir más rápido, él la toma por su cintura, ella lo abraza tiernamente de su cuello, y finalmente sus labios comienzan a entrelazarse.

Separan muy lentamente sus rostros, pero ni él, ni ella dejan de abrazarse, ella recarga su cabeza sobre el pecho de él y deja escapar una pregunta, -¿crees que esto pueda funcionar?-.

El sonríe y mira hacia un cielo finalmente despejado y que permite que las estrellas se vean en todo su resplandor y finalmente dice –no lo sé, después de todo, esto solo es un sueño-.

FIN

1 comentario:

Zhenitte dijo...

Me da gusto que escribas. Ojalá lo hicieras más seguido. Tus cuentos son muy vívidos.