miércoles, 23 de abril de 2008

Memorias de un trotamundos

Las miradas se pierden y los corazones se funden, no queda nada, se han olvidado de la belleza, del alma, de la risa y la fragancia, pero yo no soy nadie para hablar del alma, la risa o fragancia, ni soy quien para contar mis memorias, yo vago por la vida aprendiendo de lo que he visto y los milenios me han presentado, yo solo soy aquel que en el infinito se ha extraviado.

Esta historia habla de aquello que fue antes, de tu ternura y tu mirada, tu aquella hada que me encantaste en medio de la nada, tu que me tocaste y yo que me perdí en tus alas, no se como relatarte, como simplificar la existencia de aquella figura eterna, donde creí posarme para un letargo de caricias y miradas inesperadas, tu ladrona de suspiros y sonrisas desperdigadas, me hiciste caer en la peor desgracia.

Y caminaste junto a mi durante centenares y milenios, no me aburrió nunca compartir esta eternidad en los bosques, desiertos y selvas, caminaste sin temor a equivocarte de las decisiones que tomaras, conmigo te bebiste vinos y disfrutaste de delicias, te enseñe los placeres carnales y sentiste orgasmos infernales.

Donde queda la duda, de que te ame sin temor al fiero tiempo, y no pensaba nunca en tu perdida, creí ser tu universo y hasta tu mismo infierno, pero no saciaste con mi poderío, con mis palacios y mis reinos, con mi amor desinteresado, fue tan poco al parecer lo que yo te hubiera dado.

Y hoy que vago por el universo cazando sueños y destrozando estrellas, pues ya de nada me sirve haber adornado un universo con ellas, no se donde te encuentres, ni si te volverás a cruzar en mi camino, solo se que te extraño mientras deambulo entre sueños y pesadillas, si tu te encuentras cerca, por favor no sigas mi huella deja perdido mi rastro, pues el verte aun me sigue destrozando por que aun no te he olvidado.

Oh! dulce hada de mis sueños y pesadillas, olvidaste que yo te idolatraba, me dejaste perdido en un universo donde la luz ya no significaba nada, esta oscuridad me obliga a morir para no sufrir, y olvidar para no sentir ya nada.

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